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Notas al programa, por Montserrat Torrent

Para todo amante de la música de órgano será estimulante e instructivo escuchar las obras incluidas en este disco, tanto por el contenido como por la ejecución ejemplar de Joan Seguí Mercadal. Las obras del disco ilustran cómo los grandes compositores, y en concreto J. S. Bach, se han inspirado en sus precursores y se han formado sobre esta base.

 

El instrumento utilizado es el órgano Metzler del Monasterio de Poblet, construido en 2012 y es un instrumento ideal para la música barroca alemana y francesa. Además, la acústica y la atmósfera de la iglesia del monasterio son únicas, ideales para esta música y permiten que la personalidad de Joan Seguí destaque por completo.

 

No puedo dejar de comentar la perspicaz estructuración de las obras del disco. El Preludio en Mi bemol mayor (BWV 552) da paso a un desfile de compositores venerados, estudiados y transcritos por Bach, seguida de un coral y cerrada con la gran Fuga en mi bemol mayor, seguramente una de las obras mejor concebidas del compositor de Leipzig.

 

Tanto en el preludio como en la fuga, se encuentran las características del estilo tardío de Bach, además de un contrapunto y una forma muy elaboradas y la pomposidad propia de la apertura a la francesa, con ritmos fuertemente punteados combinados con una espléndida armonía a cinco voces.

 

En el preludio, Bach juega con 3 estilos muy diferenciados: la apertura a la francesa -pomposa y elegante-, un contrapunto fugado -académico pero fresco- y un estilo más galante -juvenil y desenfadado. En la fuga, el número 3 también está muy presente y por eso se relaciona esta obra con la Santísima Trinidad.

 

Nicolas de Grigny fue uno de los compositores más refinados del barroco francés. Se manifiesta como un armonista consumado y un melodista con una sensibilidad fina y aguda. Es sin duda uno de los polifonistas más expresivos del siglo XVII. El joven Bach transcribió el Livre d’Orgue de Grigny en 1713 -que incluye el Hymne sur le Veni Creator-. Desgraciadamente, el Livre d’Orgue es la única obra de Grigny que ha llegado a nuestros días.

 

En el Récit de Cromorne, se plasma el gusto melódico del compositor, exquisitamente ornamentado. Mientras que en el Dialogue sur les grands Jeux la armonía toma el protagonismo, con partes bien diferenciadas y sin perder en ningún momento el carácter genuinamente francés.

 

La admiración de Bach hacia Dietrich Buxtehude hizo que a los 20 años Johann Sebastian recorriera 400 kilómetros a pie para asistir a los famosos conciertos nocturnos de la Marienkirche de Lübeck y para conocer a su organista, que ya era reconocido como uno de los mejores compositores del su tiempo. La música de Buxtehude no podía faltar en ese disco.

 

Wie schön leuchtet der Morgenstern presenta la melodía del coral de forma muy clara, primero en el tenor y después en el tiple, pero pronto se convierte en una fantasía coral en la que el tema es tratado de formas muy diversas y resulta casi imperceptible.

 

Cuando Bach visitó Lübeck hacía 8 años que Nicolaus Bruhns había fallecido a los 31 años. Pese a su muerte prematura, Bruhns se convirtió en el alumno más aventajado de Buxtehude y, aunque no se sepa cuando Bach conoció su música, sí que su hijo Carl Philipp Emmanuel dejó por escrito que Bruhns era un de los músicos más admirados por su padre.

 

En general, su música se estructura como un discurso retórico, con partes muy diferenciadas y contrastantes, en las que cada una tiene una función comunicativa muy clara. Así pues, su lenguaje musical se vuelve mucho más cercano a la palabra y se impregna de coherencia.

 

El Concerto en la menor RV522 de Vivaldi es sin duda la transcripción más conocida que Bach hizo para órgano. Transcribir obras del compositor más prolífico de ese momento en Venecia dejó una huella indiscutible en la música de Bach.

 

La tradición musical luterana también es uno de los elementos centrales en la música de Bach y las obras en torno a los corales luteranos suponen una parte muy importante de su obra, tanto instrumental como -especialmente- vocal. An Wasserflüssen Babylon es uno de los corales más refinados de Bach, combinando perfectamente el estilo de un récit francés con el típico preludio de coral alemán.

 

En la Fuga en mi bemol mayor volvemos a encontrar ciertas características de su preludio correspondiente. El número 3 es el centro de la obra: tres secciones de duración aproximadamente igual, tres temas, tres estilos, tres compases... que construyen una obra monumental y sólida.

 

La primera sección se atribuye al Padre, escrita en “stiIle antico”; la segunda, al Hijo, escrita sin pedal y más humana, y la tercera -ágil y majestuosa-, al Espíritu Santo, en que el tema de la sección aparece junto al tema principal, superpuesto y rompiendo la jerarquía del compás, y que ilustra el misterio de la Trinidad.

Créditos

Maestro de sonido: Gerard Font


Asistentes de grabación: Josep Aymí, Llorenç Gómez, Adrià Martínez


Órgano: Metzler Orgelbau Op. 650


Mantenimiento y afinación del órgano: Óscar Laguna


Concepto gráfico: Marta Esteban


Agradecimientos: Monestir de Poblet, Catalunya Música, Palau de la Música, Ficta, Fra Josep Antoni Peramos, P. Octavi Vilà i Mayo, Mercedes Conde, Aurèlia Pessarrodona y Pep Gorgori

 

Grabado por Catalunay Música el 18 y 19 de septiembre de 2019 en el Reial Monestir de Poblet, Tarragona, Cataluña, España.

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